septiembre 30, 2009

Second stop: Yosemite Park






Tras cuatro intensos días en San Francisco (SF), recogimos nuestro super Nissan Vectra en la agencia de alquiler de coches y nos dirigimos al parque nacional de Yosemite, en pleno corazón californiano.

Como no podía ser de otra manera, la naturaleza autóctona nos tenía reservado uno de sus clásicos estivales: incendio forestal en la entrada norte del parque. Casualmente, la que mejor nos venía viniendo desde SF.

Paramos en un punto de información, donde nos indicaron muy amablemente la entrada sur de Yosemite, a unas dos/tres horas de allí.

Tras un viaje de más de cinco horas, entramos en Yosemite. La luz era mágica, trágicamente teñida de rojo intenso, a consecuencia de las llamas. Hacía un calor propio del verano en el interior del estado, por lo que decidimos darnos un baño en las aguas gélidas que descienden todo el año desde los puntos más altos del parque. Dirigiéndonos al hotel, saludamos a las secuoyas, árboles milenarios, enormes, tranquilos, increíbles.

Al día siguiente hicimos una ruta por Mariposa Grove, donde se encuentra el mayor asentamiento de secuoyas de Yosemite. Tras divagar por las vías turísticas, nos perdimos y anduvimos solos por entre secuoyas desconocidas. Después de comer y tras varios intentos de seguir descubriendo rincones del enorme parque de Yosemite, volvimos a SF.

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