marzo 29, 2010

Momento Capuccino



Mi amigueta Inés fue la que me acogió en Bruselas. Ella estuvo (long, long time ago!) de Erasmus en Italia. De ahí su afición a los capuccinos... y de ahí mi obsesión en hacerlos en casa!

Inés contaba con dos herramientas fundamentales importadas del país del espaguetti: la primera, una cafetera italiana, tipo mocca. Son metálicas, con dos partes que se unen a rosca y un filtro donde se pone el café molido. Esto no era problema ya que cuento con una estupenda que me ha dejado Isa. El handicap lo ponía la segunda herramienta, que era una especie de lechera para calentar a fuego la leche (Inés no tiene microondas!). La particularidad de la lechera reside en su tapa, una especie de válvula con una varilla en el centro y una especie de rejilla redonda al final. Cuando la leche estaba caliente, Inés subía y bajaba la tapa, haciendo que la rejilla entrara y saliera de la leche caliente, con un efecto vacío perfecto. Así, la leche "se montaba", convirtiéndose en una espuma cremosa que ocupaba 3 veces lo que la leche líquida.
Creo que ha sido el capuccino más delicioso que he visto en mi vida. Así, a mi vuelta a la región del camembert, me propuse vanamente dar con la lechera.
Pero mi búsqueda ha sido medio satisfecha gracias a nuestra compulsiva compra del finde pasado: en CASA descubrí esta varilla mágica, parecida a un batidor de huevos, que realiza a las mil maravillas el trabajo de la lechera de Inés. Así, os presento mi super capuccino "cuando arrivo a casa", un deleite para los ojos... y para el gusto!!! Eso sí, tendréis que venir para probarlo!


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